Vivía en Nazaret y estaba ya en su edad adulta. Se hacía cargo de su madre, viuda, y se ganaba la vida 'arreglando y construyendo'... Escuchó hablar de un tal Juan, que allá en Judea, a orillas del Jordán, hablaba al corazón encendiendo la esperanza de quienes le escuchaban. Que bautizaba con agua como expresión de perdón y de nueva oportunidad... Y algo se movió por dentro. Y deseó encontrarse con él y escucharle con el corazón abierto. Y se puso en marcha... y dejó que lo que escuchaba por fuera resonara dentro... y eso comprometió su vida entera...
Vivía en un palacio. Tenía poder para quitar la vida. Se hacía cargo de la administración de un territorio... Escuchó hablar de un tal Jesús que hablaba al corazón alimentando la esperanza de quienes le escuchaban. Que curaba enfermos y perdonaba pecados... Y algo se movió por dentro. Y deseó encontrarse con él. Y se quedó esperando... y cuando llegó el momento de verlo, no tuvo capacidad de escuchar... y su vida siguió como siempre...
Contemplando esta mañana a Herodes con sus parálisis y a mí misma con las mías, me venía a la memoria la libertad de Jesús. Hoy damos gracias por Su libertad y por la de tantos que salen de sus propias seguridades y se arriesgan a vivir en camino dejando que lo que escuchan, toque el corazón aunque eso trastoque y comprometa la vida entera...
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