El evangelio de hoy nos presenta a Jesús continuando con el anuncio que, por el arresto de Juan
el Bautista, se ha interrumpido. Convertíos, porque está cerca el reino de
los cielos… Jesús anunciaba la buena noticia del Reino.
Ayer celebrábamos la fiesta de la
Conversión de San Pablo, y creo que, si somos sinceros, todos experimentamos la
necesidad de conversión. Pero, ¿en qué sentido la conversión está vinculada a la
cercanía del Reino?, ¿por qué es buena noticia?
Hoy me haces comprender que la
buena noticia no es la ‘necesidad’ de conversión, sino que es el Amor de Dios que
se manifiesta en su Reino, el que se convierte en buena noticia porque se
convierte en posibilidad.
Muchos de los que escuchaban a
Juan el Bautista y a Jesús, se ‘sabían’ excluidos del amor de Dios y ‘creían’
que la decisión de Dios de rechazarlos, era definitiva. La buena y sorprendente
noticia que escuchan es que la cercanía del Amor de Dios es también para ellos,
que Dios les quiere a todos a su lado, que les ama incondicionalmente y que
existen las segundas posibilidades, también las terceras… y ¡hasta setenta
veces siete! (Mt 18, 21).
Esa es la buena noticia que hoy se
nos vuelve a anunciar con la misma novedad. No hay nada ni nadie que esté
perdido para siempre porque el amor abre en cada momento una nueva posibilidad.
La buena noticia es que el Reino sigue estando en medio de nuestra ambigua
realidad y que, cuando la acogemos tal y como es, se abren nuevas posibilidades
que generan esperanza, que sanan, que incluyen, que levantan.
¡Que también nosotros vivamos anunciando la buena
noticia del Reino!
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