Sin saberlo, me hago consciente de que he podido contagiar un virus que, para otros y para mí misma, puede ser mortal... y de corazón me sale pedir perdón... por mi resistencia a creer lo que otros (médicos y autoridades) me dicen, por ese orgullo que en tantos momentos reconozco en mí y me hace pensar que a mí no me va a pasar, como si mi humanidad fuera diferente de la de los demás.
Y me pregunto por tantos otros 'virus' como, sin saberlo, habré propagado en mi entorno causando soledad, sufrimiento, dolor y, de alguna manera 'pequeñas enfermedades y muertes'. El virus de la indiferencia, del desprecio, de la crítica, del egoísmo...
Sí, ha sido sin querer y sin saber. Pero hoy me hago consciente de que eso no hace que el dolor, que el daño causado desaparezca.
Por eso hoy le pido al Señor y te pido a ti, que me lees, que 'me perdones hasta setenta veces siete'.
Y, como toda realidad es Misterio Pascual, le doy la vuelta a la moneda para dar gracias también hoy por tantas personas que, sin saberlo, han ido contagiándome virus de Vida. Me habéis contagiado de alegría, de sentido, de amistad, de sencillez, de cariño, de esperanza, ¡de fe!...
Estaba pensando... qué poner en cada uno de los textos que he leído. Ahora me doy cuenta que os quiero agradecer eso, la reflexión. Entonces se me han llenado los ojos de lágrimas... pienso en el bien que hacéis a los demás. Os quiero. Y... GRACIAS.
ResponderEliminar