Hasta hace unos días os confieso que cuando alguien me hablaba de 'cuarentena' yo pensaba en 'cuarenta días'. Por eso reconozco que, aunque ya me he acostumbrado, hace unos días me sorprendía al darme cuenta de que, en nuestro contexto actual, se le llama cuarentena a 'quince días'.
Y hacía memoria de lo que tantas veces hemos explicado en clase. El '40' es uno de esos números simbólicos que aparece en la Biblia y que sencillamente expresa el 'tiempo necesario para que algo suceda'.
Así, los 40 años del pueblo de Israel por el desierto expresa el tiempo necesario para pasar, y no sólo físicamente, de la esclavitud a la libertad. Los 40 días de Jesús en el desierto nos hablan del tiempo necesario para darse cuenta y enfrentarse a las tentaciones que va afrontando a lo largo de toda su misión. Los 40 días de nuestra 'cuaresma', en la que actualmente estamos, es el tiempo que se nos regala para 'darnos la vuelta' y re-situarnos en la vida de cara a Dios para poder vivir de nuevo el Misterio Pascual que nos ayude a nacer de nuevo a la Vida.
Y ahora, no es una persona, un pueblo o los seguidores de una religión, ¡toda la humanidad en cuarentena!... Oficialmente será el tiempo necesario para que el ritmo de transmisión del virus disminuya... Y me pregunto, ¿a qué necesitamos darle la vuelta en nuestra vida como personas, familias-comunidades, como comunidad cristiana y como humanidad?
Tiempo necesario para agradecer lo sencillo de la vida...
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