Y el camino de la vida, nos condujo hasta ese espacio de silencio que nos permite escucharte. Y en el encuentro, Tu palabra que nos interpela: ¿quién dices que soy yo? (Mc 8, 27-33)
Descanso. Fortaleza. Maestro. Todo. Fidelidad. Quien deshace nudos. Compañero de camino. Amigo. Nuestra roca firme. Paz. Presencia. Sentido. El que permanece siempre. El que es paciente. Vida y aliento.
Experimentamos que, aunque nos enredemos en nuestras lógicas humanas, Él nos rescata con paciencia y ternura invitándonos una vez más a poner nuestro empeño en amar y confiar.
Y para no dejar que la vida nos la corte el miedo, nos unimos día tras día pidiéndole al Señor que nos ayude a...
Verle más claramente,
amarle más tiernamente,
seguirle más fielmente.
Suena sencillo, como todo lo que nace de la experiencia profunda, de nuestros deseos más hondos, de la verdad de nuestra vida. Seguimos haciendo camino con Él agradecidas porque se nos hace también presente a través de cada una de vosotras. Es un regalo poder compartir la fe. ¡GRACIAS!
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