Hoy,
hemos compartido sobre este tema que abarca mucho y da tanto sentido a nuestras
vidas.
Vivimos
nuestra vocación en el mundo en un conjunto de relaciones. No consiste en
ponernos la armadura para no sufrir, para no amar, si no todo lo contrario, estamos
llamadas a desprendernos de todo aquello que nos impide dejarnos afectar,
enamorarnos de la vida, compartir… para salir de nosotras mismas para darnos a
los demás al modo de Jesús.
Quizá,
en ocasiones, nos podamos sentir haciendo malabares interiores en este
aprendizaje “en el amor” que dura toda la vida. Y seguro que se nos caerá de
vez en cuando alguna pelota, y habrá que recogerla y retomar de nuevo “el
espectáculo” porque, como dice Tony Catalá sj: “todo gira en la misma dinámica
de Buena Noticia: querer de verdad a la gente y sobre todo a los “pequeños”, y
no perder la libertad ante nuestras tendencias de querer poseerlo todo".
Ojalá
se sigan dando en nuestras vidas ese tipo de relaciones profundas y sinceras
que tienen que ver con el amor, el perdón, la sinceridad, la lealtad y la libertad. De
esas en las que podemos sentir que Dios está amando con nosotras.
El
riesgo está en dejarse llevar por el Espíritu.
“Señor, hazme vivir de un único gran sentimiento.
Haz que yo cumpla amorosamente las mil pequeñas acciones de cada día y, al
mismo tiempo, lleve todas estas pequeñas acciones a un único centro, a un
profundo sentimiento de disponibilidad y amor. Entonces lo que haga y el lugar
en el que me encuentre, no tendrá ya mucha importancia” Etty Hillesum
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